Después de todo, el mundo es pequeño
Sergio Lehmann Economista Jefe BCI Estudios
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Sergio Lehmann
Durante las últimas semanas hemos visto un aumento de los riesgos globales, destacando especialmente las amenazas de una guerra comercial con dos protagonistas de alto calibre: EEUU y China. No cabe duda alguna que en caso de que se desencadene un escenario en que comiencen a levantarse barreras al comercio mundial, habrá un golpe hacia todas las economías, producto de los efectos de menor crecimiento que esto conlleva.
En las últimas décadas se advierte un notable crecimiento del comercio mundial, que casi se triplica desde 2000 a la fecha, reconociéndose entre los períodos más prósperos de la historia moderna. La pobreza mundial cayó en torno a la mitad en tan solo veinte años, al tiempo que el producto global pasó de 34 a 80 trillones de dólares. Es cierto que los beneficios de este desarrollo no alcanzaron de igual forma a todos los segmentos y sectores en las distintas economías. Los más competitivos e innovadores fueron los más beneficiados. A la luz de lo que hoy advertimos, entonces, faltó extender los beneficios a través de políticas sociales y de inclusión más potentes.
El orden mundial, por su parte, pareciera estar experimentando cambios. En EEUU vemos a un presidente que busca romper el estatus que se ha mantenido en torno al comercio mundial, desafiando a líderes de China y Europa. En Rusia, Putin se afirma en el poder, estableciendo un discurso nacionalista y duro, al tiempo que tensiona las relaciones políticas con occidente. En China, por su parte, se introducen cambios legales que le permitirán a su presidente extender indefinidamente su mandato. En Europa vemos el fortalecimiento de agrupaciones políticas contrarias a la unión económica, que ponen en entredicho los lineamientos centrales que han guiado el desarrollo de esta parte del mundo tras la Segunda Guerra Mundial. En suma, la política global se ha tornado más compleja.
La economía chilena, pequeña y abierta, no se encuentra ajena a estos desarrollos. El crecimiento de las últimas décadas ha estado basado en la apertura hacia los mercados internacionales, lo que se vio remarcado con acuerdos comerciales con casi todos los destinos para productos chilenos. Desde hace casi quince años está en aplicación un acuerdo de libre comercio con EEUU y Europa. También se encuentra vigente un tratado con China, Corea, Japón y buena parte del resto de las economías de Asia y América Latina. Recientemente se firmó el acuerdo TPP, que incorpora a países de la Cuenca del Pacífico, del que al final se restó EEUU, pero que agrupa cerca del 17% del comercio mundial. Esta estrategia de ya larga data ha sido muy exitosa, permitiendo un notable desarrollo de nuestra economía. Nos deja además relativamente protegidos de aumentos arancelarios discrecionales de parte de otros países, pero no así de los efectos de un menor crecimiento global por trabas que podrían levantarse para el comercio global.
Hace pocos días atrás el Banco Central publicó el libro “Monetary Policy and Global Spillovers: Mechanisms, Effects and Policy Measures”, que aborda precisamente el hecho de que aunque a veces los desarrollos económicos y políticos se vean lejanos, sus impactos en el resto de los países son ineludibles. Las interrelaciones comerciales y financieras globales hacen que los efectos se extiendan hacia todas las economías. Se destaca que las decisiones en materia de política monetaria en EEUU y Europa tienen efectos directos sobre las condiciones de financiamiento y la actividad global. Al mismo tiempo, la evolución en los mercados de commodities afecta el desempeño y vulnerabilidad de las economías emergentes. Esto refuerza la necesidad de que, disponiéndose de un marco sólido de políticas que permitan enfrentar los vaivenes externos, como es el caso de Chile, es clave avanzar en medidas que fortalezcan la productividad y la innovación. Eso nos dejará mejor protegidos frente a un escenario que se torna más complejo. Después de todo, como de tanto en tanto se nos recuerda, el mundo es pequeño.